domingo, 30 de noviembre de 2008

Cuentos para pensar...
















En un reino encantado donde los hombres nunca pueden
llegar, o quizá donde los hombres transitan

eternamente
sin darse cuenta...

En un reino mágico donde las cosas no tangibles se vuelven concretas...

Había una vez...

Un estanque maravilloso.

Era una laguna de agua cristalina y pura donde nadaban
peces de todos los colores existentes y donde todas las tonaliades del verde
se reflejaban permanentemente...

Hasta aquel estanque mágico y transparente se acercaron
la tristeza y la furia para bañarse en mutua compañía.
Las dos se quitaron sus vestidos y, desnudas, entraron
en el estanque.

La furia, que tenía prisa (como siempre le ocurre a la
furia), urgida-- sin saber por qué--, se baño rápidamente
y, mas rapidamente aún, salio del agua...
Pero la furia es ciega o, por lo menos, no distingue claramente
la realidad. Así que, desnuda y apurada, se puso,
al salir, el primer vestido que encontró...

Y sucedio que aquel vestido no era el suyo, sino el de
la tristeza...
Y así, vestida de tristeza, la furia se fue.

Muy calmada, muy serena, dispuesta como siempre a quedarse
en el lugar donde está, la tristeza terminó si baño y,
sin ninguna prisa ( o, mejor dicho, sin conciencia del paso del tiempo)
con pereza y lentamente, salió del estanque.

En la orilla se dio cuenta de que su ropa ya no estaba.
Comos todos sabemos, si hay algo que a la tristeza no
le gusta es quedar al desnudo. Así que se puso la única ropa
que había junto al estanque: el vestido de la furia.

Cuenta que, desde entonces, muchas veces uno se
encuentra con la furia, ciega, cruel,terrible y enfadada.
Pero si nos damos tiempo a mirar bien, nos damos
cuenta de que esta furia que vemos es sólo un disfraz, y
que detrás del disfraz de la furia, en realidad, está
escondida la tristeza.

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